Para preparar un Gin-tonic no es necesario utilizar la coctelera. Nadie que lo pida en un establecimiento va a asistir a un sesión de mezclado y agitado por parte del barman. La razón es sencilla: sólo hace falta ginebra, hielo, tónica y un elemento botánico que sirva de aromatizador. Sin embargo, va siendo hora de utilizar la coctelera para elaborar este trago clásico, sobre todo cuando el boom que ha experiementado el gin-tonic ha llevado a un mal uso del último de los elementos citados anteriormente: los botánicos. En su día ya hablamos de cómo es posible pedir un gin-tonic y encontrarte un gazpacho en tu copa, llena de cortezas, trozos de fruta, hojas, pétalos de flores, barritas de canela y semillas flotando por todas partes.
Una de las últimas corrientes de moda es macerar diferentes especias en la copa para aromatizar la ginebra. Un poquito de clavo, otro poquito de bayas de enebro, una semilla de cardamomo, dos granos de pimienta de Jamaica… y a machacarlo todo con el muddler como si se tratara de un mojito. Evidentemente así se consiguen extraer los aromas y/o aceites esenciales de las especias, y de la combinación de éstas con según qué ginebra surgen matices realmente sorprendentes. Pero resulta muy desagradable mojarse los labios en una copa y comprobar cómo los restos de las semillas se quedan entre los dientes. Y no olvidemos que en un cóctel, tan importante como el producto es la experiencia que el barman sea capaz de crear en torno a éste.
Mezclar diferentes semillas, frutos y especias para darle al gin-tonic un toque único que lo diferencia de la competencia es una idea que todo establecimiento que se precie de colocar el cartel de “especialistas en gin-tonics” debería hacer. Pero eso no significa que haya que convertir la copa en un gazpacho o un semillero. Una solución muy recomendable es utilizar la coctelera. Dentro de ella podrás añadir los ingredientes que quieras para aromatizar la ginebra antes de servirla en la copa, y también te permite emplearte a gusto con el muddler a la hora de aplastar (que no deshacer) las semillas y especias sin miedo a que sus restos terminen entre los dientes de tu cliente, que para eso existen los coladores.
Otra ventaja de utilizar la coctelera en la preparación de gin-tonics es que aporta una experiencia añadida. ¿Dónde se sirven así? En ningún sitio, así que esto ya te proporciona un valor añadido sobre el resto de competidores. Además, así puedes explicarle al cliente qué botánicos introduces en la coctelera, qué efectos y matices aportan a la ginebra, o simplemente recrearte con el agitado para ganarte la atención del consumidor. En definitiva la coctelera, bien utilizada, aporta una experiencia nueva en el servicio del gin-tonic a la par que soluciona el problema de los ‘habitantes’ que flotan en la copa y acaban convirtiéndose en elementos muy molestos a la hora de beberla.
Mi Twitter, para agitar semillas, frutos, bayas y otros botánicos: @CulturaDeBar