Hablemos del garrafón: ¿realidad o leyenda urbana?

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Todos nos hemos levantado alguna vez con cierto dolor de cabeza, ardor de estómago y malestar general después de una noche de copas entre amigos. “No puede ser, pero si sólo me tomé tres cubatas, ¿cómo es posible?”. Acto seguido deducimos por propia convicción que la causa de la resaca no la tiene la cantidad de alcohol ingerida, sino su calidad. “¡Me dieron garrafón!”. ¿Y qué es el garrafón? Pues poco menos que el coco al que le teníamos miedo de pequeños y que, ya de adultos, inspira el mismo temor con forma de botella adulterada. Sin embargo, al igual que sucede con el coco, ¿es el garrafón algo que sólo existe en nuestra imaginación o realmente hay tanto establecimiento sirviendo alcohol de mala calidad como creemos?

Para encontrar una respuesta vayamos primero a definir lo que es el garrafón. No existe una definición técnica que acote el término, aunque dejándonos guiar por las opiniones más generalizadas podemos definirlo como toda aquella bebida espirituosa cuyo alcohol ha sido adulterado, generalmente de manera intencionada, para obtener un beneficio económico sin tener en cuenta las posibles consecuencias para la salud de dicha adulteración. Esta manipulación puede hacerse por tres vías: destilando alcoholes de baja calidad sin el pertinente control, rellenando botellas de primeras marcas con otros productos más baratos, o bien añadiendo agua destilada al destilado para obtener más cantidad.

Imagen vista en la web: lasfotosmasalucinantes.blogspot.com.es

Vale, ya sabemos de lo que hablamos. Vayamos ahora al quid de la cuestión. ¿Existen realmente bebidas adulteradas en el mercado? Basta una rápida búsqueda en Google para percatarse de que, cada cierto tiempo, aparecen noticias relacionadas con la venta garrafón y sus dramáticas consecuencias para la salud (Algunos ejemplos aquí, aquí y aquí). Pero todas estas noticias se refieren a países que se encuentran muy lejos de nuestro entorno, principalmente en determinadas áreas de Latinoamérica. En lo que respecta a España, ¿se vende garrafón tal y como lo hemos definido?

La última noticia oficial de la que se tiene referencia fue el desmantelamiento, por parte de la Guardia Civil, de un laboratorio ilegal que se dedicaba a rellenar botellas de primeras marcas con alcoholes de baja calidad. Esto sucedió en noviembre de 2011. Es muy probable que en estos momentos existan otros laboratorios clandestinos dedicados a la misma actividad, sin embargo, parece que se trata de una práctica residual. Las empresas del sector de las bebidas espirituosas consideran que el rellenado de botellas tan sólo representa un 1% de las ventas. Este índice coincide con la cifra que arrojan algunos estudios y análisis realizados en laboratorio.

El Laboratorio de Salud Pública del Ayuntamiento de Madrid realizó hace unos meses un estudio en el que analizó 140 muestras de alcohol de otros tantos locales de la ciudad. El resultado fue que el 99% de las muestras contenían el producto que figuraba en la etiqueta de la botella. Es decir, que el garrafón tan sólo existe en un 1% de las copas que se sirven en la capital. Una década atrás, la Organización de Consumidores y Usuarios OCU también llevó a cabo un estudio propio en el que, haciéndose pasar por clientes, sus inspectores recogieron muestras de 100 copas de productos de primeras marcas en establecimientos de Madrid, Barcelona, Málaga y Valencia, con la idea de analizar posteriormente si lo que les habían servido se correspondía con lo que habían pedido. En ninguna muestra se halló garrafón alguno.

Con estos números en la mano, ¿cómo es posible que exista una opinión tan generalizada de que el garrafón es una práctica muy extendida? ¿Y por qué cuando nos tomamos una copa en un determinado establecimiento nos parece que sabe peor que si nos la sirven en otro local, aún cuando siempre pedimos lo mismo? ¡Si hasta hay aplicaciones que permiten saber dónde sirven alcohol del bueno y dónde te ponen garrafón a partir de las opiniones de otros clientes!. Bueno, el fenómeno tiene varias explicaciones.

Que hayas entrado en ese 1% de establecimientos donde se sirve garrafón. O que todos los estudios anteriormente citados estén equivocados y el fenómeno del garrafón esté por encima de ese 1%.

Que seas víctima de una corriente popular que se remonta hasta los años 80, donde el rellenado de botellas era una práctica mucho más extendida. Los propios investigadores que participaron en el estudio del Laboratorio de Salud Pública de Madrid confirman que en la década de los 80 “encontrábamos un porcentaje de fraude impresionante, de hasta el 40%”.

Que hayas bebido de más. Lo más probable es que te quejes del garrafón que te han dado en el último garito donde has estado, y no en el primer local donde empezaste la noche. Cuanto más alcohol ingieres, más se saturan las papilas gustativas y más difícil resulta apreciar los sabores. Por eso la quinta copa siempre te va a resultar menos agradable que la cuarta.

Que seas víctima del garrafón natural. Si recuerdas la definición que hacíamos en el segundo párrafo, decíamos que el garrafón es una manipulación “generalmente intencionada” del alcohol. Eso significa que existen otras vías por las que el alcohol se adultera sin que haya ninguna intención explícita. Entre otras, un incorrecto almacenaje de las botellas que las deje expuestas a altas temperaturas o a la luz del sol, con lo que el alcohol etílico termina transformándose en metanol (es la base con la que se fabrican los anticongelantes de los coches). Además, no olvides que la mayoría de la gente pide una copa de alcohol combinada con algún refresco. Si éste tampoco ha sido convenientemente almacenado o se encuentra cerca de su fecha de caducidad (o directamente ha caducado), es posible que influya en el sabor final del combinado. Por no hablar de los hielos. No todos los hielos se elaboran con agua mineral y, en función de la máquina utilizada para producirlos, puede que se le hayan incorporados algunas sustancias químicas que posteriormente pasan a la copa, además de que pueden aguarte el cubata. ¿Te has preguntado alguna vez por qué en determinados establecimientos el hielo se deshace tan rápido?

Que en el local lleven sin limpiar el filtro del lavavajillas desde que el Atleti ganó su última Liga. Ésta es, a mi juicio, la explicación más probable. Si los filtros del lavavajillas donde se limpian los vasos y las copas contiene suciedad, aunque pidas el mejor de los whiskies encontrarás un sabor extraño. Fijaos lo fácil que les sería a muchos establecimientos salir de la lista negra de locales que sirven garrafón: basta con limpiar el filtro del lavavajillas o comprar uno de mejor calidad. En algunos sitios antes de servir una copa enjuagan el vaso con agua fría.

Hay un último punto que me gustaría añadir, y es el concepto benigno que muchos consumidores tienen de los licores caseros. Actualmente, el garrafón más cercano que tenemos a mano se encuentra precisamente en algunos métodos para la elaboración de este tipo de productos, especialmente cuando no se emplea un alcohol de base, sino que directamente se destila a partir de ingredientes agrícolas. Durante el proceso de destilación de determinados productos (como el whisky) se producen varios tipos de alcoholes, algunos de los cuales resultan tóxicos para su consumo. Por eso en las destilerías se realiza una operación conocida como el corte de colas y cabezas. Sin embargo, cuando esta destilación de realiza de manera clandestina o casera se suele descuidar este aspecto. El alcohol resultante puede tener distintos niveles de toxicidad que harán que te duela la cabeza, te genere una diarrea o incluso llegue a provocarte ceguera (de ahí viene la expresión “ponerse ciego”).

PD: Este post nace a partir de una conversación mantenida en Twitter con @BeerClubSpain.

Y como siempre, aquí os dejo mi Twitter, donde intento no servir tuits de garrafón: @CulturaDeBar

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