No se alarmen, que aquí no vamos a hablar de cócteles molotov ni cómo utilizar una botella como arma arrojadiza en caso de conflicto bélico. De lo que se trata es de conocer cómo la guerra ha servido en ocasiones de fuente de inspiración para elaborar recetas de cócteles. Y es que no son pocos los tragos que llevan nombres relacionados con acontecimientos armados. Un ejemplo lo tenemos en la foto de la izquierda. Corresponde a un French 75, una pieza de artillería diseñada en Francia a finales del siglo XIX que acabó convirtiéndose en una de las armas más eficaces del ejército galo durante la Primera Guerra Mundial. Contaba con una gran movilidad y una respuesta de fuego muy rápida.
Lo de la foto de la derecha también es un French 75. No se mueve por el frente de combate ni sirve para responder a los ataques del enemigo, pero al igual que su homónimo es ligero y contundente. De hecho se llama así precisamente como tributo a la famosa pieza de artillería del ejército galo. Y es que la receta fue creada en 1915, quizás buscando un trago que recreara la efectividad del cañón francés o quizás porque el impacto al probarlo recordaba los bombardeos que estos cañones provocaban en la filas germanas. El centro de operaciones fue el New York Bar de París y pronto la receta cruzó el Océano Atlántico para popularizarse por las coctelerías de la costa este norteamericana. La receta es sencilla: ginebra, sirope de azúcar, zumo de limón y champagne. En la web oficial de la International Bartenders Association podéis encontrar cómo se elabora. También existen videos en Internet que ilustran la manera de mezclar y servir los ingredientes:
Medio siglo después de que los cañones French 75 fueran protagonistas en la Primera Guerra Mundial, otro arma bélica ganó gran fama y popularidad durante la Guerra del Vietnam: los gigantescos aviones B-52 que lanzaban bombas incendiarias sobre Hanoi. De ahí que a finales de los años 70 apareciera el cóctel B-52, preparado en forma de chupito y con una variante incendiaria a la hora de servirlo quemando el Grand Marnier de su capa superior. Porque se presenta en tres capas de distintos licores, colores y densidades: Kahlúa, Baileys y Grand Marnier (en algunos lugares la receta se conoce como KGB, por las iniciales de sus componentes).
Y hay más recetas de cócteles con aires bélicos, como el Enola Gay (que lleva el nombre del bombardero que tiró la bomba atómica sobre Hiroshima), la Carga de profundidad, el Irish Car Bomb, el Atomic Bomb… Y tú, ¿qué otros tragos para ir a la guerra conoces?
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