No hay duda de que el gin-tónic se ha convertido en la bebida de moda desde hace un par de años. Y lo ha hecho pegando con fuerza. Tanto que en algunos establecimientos te entran ganas de pedir un manual de instrucciones a la hora de pedir uno. Ya no basta con servir en el vaso un poco de ginebra, tónica y un trozo de cáscara de limón. Ahora la clave está en conseguir el maridaje idóneo para cada tipo de ginebra, cada variedas de tónica y una amplia gama de cítricos y frutos con los que aromatizar la copa, lo que complica aún más la situación, especialmente cuando en ocasiones pides un gin-tónic y lo que te ponen sobre la barra es una copa de balón llena de ramitas y flores. “Oiga, que yo no he pedido un huerto, sino una ginebra con tónica”.
Además, no todas las ginebras admiten los mismos elementos aromáticos. El Ginmare, por ejemplo, funciona muy bien con una rama de tomillo o romero -en algunos sitios lo sirven con hojas de albahaca-, pero si te atreves a hacer lo mismo con otra ginebra corres el riesgo de que tu paladar te mande a paseo. Y a Bulldog le pega bastante bien el regaliz… o incluso el kiwi. A todo esto hay que sumarle las más de 30 variedades de tónicas que se pueden encontrar en el mercado y la gran aceptación que la bebida está teniendo en prácticamente cualquier local de restauración. Pero hoy no vamos a hablar de qué tipo de combinación le va mejor a cada marca (ni de qué marcas inventan combinaciones para vender más). Para eso podéis echar un vistazo a este artículo de Gastrónomo y Viajero. Aquí lo que queremos destacar es lo que llamamos en este bar el fondo de armario del Gin-tónic.
La coctelería funciona a ciertos rasgos como el mundo de la moda. Cuando se quiere hacer un combinado hay que elegir muy bien qué ingrediente pega con qué licor. Es algo así como abrir un armario y echar un vistazo a qué camisa pega mejor con qué pantalón. Y al igual que con la ropa, con el gin-tónic existen determinadas prendas que pueden servirnos de comodín, o al menos eso pensamos en este bar. En este sentido, la ginebra Tanqueray funciona como un pantalón vaquero: pega con casi todo, lo puedes usar tanto para diario como para salir de fiesta, gusta a todo el mundo y, además, tiene un precio asequible. Mi opinión es que se trata de una ginebra de fondo de armario, lo mismo da que le pongas encima una chaqueta, un jersey de cuello de cisne o una camisa a cuadros; combina muy bien con casi todo.
¿Y qué hay de la tónica? Ya hemos dicho que existen más de 30 variedades en el mercado, cada una de ellas con su propia personalidad: de burbuja más persistente, de burbuja fina, con aroma, con más cuerpo, con un sabor más amargo o más ácido… Es cierto que algunas tónicas realzan mucho más los aromas de ciertas ginebras en el gin-tónic, pero con la que nunca nos vamos a equivocar (de nuevo es una opinión personal) es con la tónica Schweppes, que vendría a ser la camisa blanca que todos tenemos como fondo de armario: combina con todo, le queda bien a todo el mundo y nunca desentona. Y aún falta elegir la pieza aromática. Experimentos al margen, en este bar nos quedamos con un trozo de corteza de limón. Quizás no sea el mejor gin-tónic del mundo ni la combinación perfecta, pero un Tanqueray con tónica Schweppes y una corteza de limón seguro no desentona a ningún paladar. Como salir de casa vestido con una camisa blanca y un pantalón vaquero.