Estrenamos nueva sección en el blog, el laboratorio de cócteles, donde periódicamente iremos proponiendo tragos elaborados y nuevas recetas a partir de un ingrediente común. En este caso la bebida elegida es el licor de avellana por excelencia del mercado: Frangelico. Se trata de un licor poco valorado en la coctelería tradicional, pero que es capaz de transformar algunos cócteles clásicos para llevarlos un peldaño más allá de su receta original.
En este caso, comenzamos la prueba elaborando un singular mojito… o más bien un Hazel’ito, que es el nombre con el que se denomina a esta curiosa mezcla. El mojito no necesita presentación, ya que es una de las bebidas más solicitadas de la noche, especialmente en época de verano. Lleva ya varios años instalado en nuestras barras de bar y, precisamente debido a que es posible encontrarlo prácticamente en cualquier local -incluso algunas marcas de bebidas espirituosas lo distribuyen ya embotellado, como sucede con Cacique-, desde hace un par de veranos han proliferado nuevos sabores con los que rejuvenecer este clásico y darle un nuevo gancho comercial entre sus adeptos. Es por ello por lo que podemos encontrar mojitos de fresa, de melón o incluso de sandía. Pero esta idea de darle una vuelta de tuerca al mojito no es nueva. De hecho, ya en 2002 un barman londinense decidió transformar por completo la receta para darle un cambio radical. ¿Y si hacemos un mojito con licor de avellana? Eso fue lo que se propuso Adam Wyatt cuando creó el Hazel’ito, al que bien podríamos bautizar como el mojito de invierno. No en vano su creación se produjo durante un frío mes de enero, tal y como figura en la octava edición de Difforsguide, una guía coctelera que se puede consultar en Internet. ¿Que por qué se llama así? Sencillamente porque el nombre que recibe el licor de avellana en inglés es hazelnut liquor.
¿Y qué lleva este mojito invernal? La receta es sencilla: se echan 12 hojas de menta en el fondo de un vaso tipo Collins, se le añaden dos partes de ron, dos de licor de avellana, una de zumo de líma, media de almíbar y se rellena con hielo pilé (el hielo picado de toda la vida). La receta de Adam Wyatt recomienda ron Bacardi Superior para su elaboración. La primera prueba que hicimos en nuestro laboratorio fue sustituir este ron blanco de base por otro diferente. En este caso usamos Barceló Añejo. ¿Cuál fue el veredicto? Las cuatro personas que participaron en el test de nuestro laboratorio de cócteles se decantaron por este último, indicando que Barceló le confiere un sabor más dulce al Hazel’ito que Bacardi. Cuestión de gustos. Para mí, ambos son muy agradables al paladar.
A partir de ahí llegaron los experimentos: ¿y si combinamos el licor de avellana con un refresco? ¿Qué pasa si cambiamos el ron por el vodka y le sumamos una bebida tipo 7up? Hubo varias pruebas, entre ellas combinar el Frangelico con trozos de lima y una nueva modalidad de 7up que ha llegado al mercado, la denominada 7up cherry, con aroma de cereza. Las conclusiones es que el Frangelico combina muy bien tanto con rones como con vodkas, aunque con resultados diferentes en función del paladar de cada uno. Nos hubiera gustado probar qué sucede cuando lo combinas con un destilado de base y lo terminas con Ginger-Ale. Pero se nos había terminado y eso fue precisamente lo que nos obligó a tirar de 7up y del nuevo 7up cherry.
Para terminar, cerramos la primera sesión del laboratorio con un agitado a base de dos partes de Frangelico, una de 7up y una de zumo de lima, con una ramita de hierbabuena a modo decorativo. Todo ello servido sobre una copa tipo cóctel que habíamos enfriado previamente.
A modo de conclusión, lo que descubrimos es que el Hazel’ito tiene un gran potencial para convertirse en un trago de moda, al menos a la vista de las reacciones de quienes lo probaron. Para mí era la primera vez que elaboraba este cóctel y nunca antes lo había probado. Le damos una alta puntuación y el beneplácito de ser un mojito ideal para invierno. Por otra parte, también nos sorprendió la adaptibilidad del Frangelico en coctelería, aunque nos hubiera gustado experimentarlo también con ginebra. Lo haremos en otra ocasión.