A estas alturas seguro que has sucumbido al trago de moda y no hay sesión de after-work en la que no pidas un gin-tónic. Es refrescante, es digestivo, gusta a todos y ofrece múltiples combinaciones de aromas y sabores. Pero el mundo de la ginebra no se detiene aquí. A pesar de que este destilado tradicionalmente ha sufrido la etiqueta de no ser apto para cualquier paladar, lo cierto es que existen numerosos tragos que se pueden elaborar con ginebra y que resultan tan refrescantes como para convertirse en alternativas recomendables para las noches de verano.

Hay dos que destacan por encima del resto: hablamos del Gin Fizz y el John Collins (o Tom Collins en caso de utilizar una ginebra Old Tom). En esencia son muy similares. Utilizan los mismos ingredientes -ginebra, zumo de limón, simple syrup y soda- en proporciones muy similares (puedes verlo en la página oficial de la Asociación Internacional de Bartenders puedes verlo), aunque existen matices diferenciales que han ido adquiriendo con el tiempo. Así, por ejemplo, hay quien añade clara de huevo al Fizz para darle una textura más cremosa y dotarle de un mayor atractivo visual. Esta variación se conoce como Silver Fizz (utilizando yema de huevo daría como resultado un Golden Fizz).

Y también hay evoluciones de ambas recetas que han dado como resultado tragos muy sorprendentes, aunque sin perder un ápice de la característica principal que define a los Collins y los Fizz: son muy refrescantes y gratos. Uno de ellos resulta especialmente atractivo como trago after-dinner. Se trata del Ramos Gin Fizz, que a la receta original le suma no sólo clara de huevo, sino también crema de leche y unas gotas de agua de azahar. El resultado es deliciosamente espectacular.