Los sour son una familia de cócteles que se hicieron muy populares en el último tercio del siglo XIX. Básicamente se trataba de una evolución de los ponches y consistían en añadirle a una base de destilado un ácido (zumo de limón por norma general) y un ingrediente que aporte dulzor, como un zumo o directamente azúcar. Jerry Thomas ya hablaba de esta tipología de cócteles en su libro de 1862 How to mix drinks. La receta más famosa y conocida de esta familia es el Whiskey Sour, tan sencillo de elaborar como mezclar bourbon, zumo de limón y azúcar. Este trago dio lugar a numerosas versiones y variantes. Una de ellas es el New York Sour, que al parecer no fue inventado en Nueva York, sino en Chicago, y cuyo nombre original tampoco era New York Sour, sino Continental Sour o Southern Whiskey Sour, de acuerdo con lo publicado por David Wondrich en el libro Imbibe!
El New York Sour es un cóctel de corte clásico que combina el bourbon con vino tinto, que es el ingrediente que aporta su toque diferencial. Hay diferentes recomendaciones sobre el tipo de vino a utilizar. Las mayoría suelen indicar que se use un tinto de uva syrah o malbec -esto es debido a que en la época en que se creó este cóctel el vino más popular en Estados Unidos era el Burdeos de uva malbec-. Pero lo cierto es que la mejor recomendación que puede hacerse es probar con diferentes vinos hasta dar con aquel que más guste. A mí, personalmente, me gusta utilizar un vino de Jerez cuando preparo este trago como aperitivo, pero es tan sólo una opción más.
Otra manera de disfrutar de este trago es viendo el primer capítulo de la cuarta temporada de la serie Boardwalk Empire, cuyo título es, precisamente, New York Sour. No hay una receta estandarizada sobre cómo preparar este trago y existen diferentes variantes. Algunas añaden soda, otras clara de huevo. Ésta es tan sólo una de ellas.
Ingredientes:
- 5,5 cl. de rye whiskey
- 2 cl. de zumo de limón
- 2 cl. de simple syrup
- 0,75 cl. de vino tinto
- 1 clara de huevo
Elaboración:
Introduce todos los ingredientes, salvo el vino, en una coctelera con hielo y agita enérgicamente para que la clara de huevo emulsione y haga espuma. A continuación sírvelo con doble colado sobre un vaso con dos piedras de hielo. Para terminar, desliza suavemente el vino sobre la parte trasera de la cucharilla para que cree una capa en la parte superior del cóctel. Si utilizas vino tinto conseguirás un efecto de color muy atractivo.