¿Qué tienen en común un surfista, un capitán de la Primera Guerra Mundial y un ejecutivo de ventas? Que los tres ayudaron a crear tres de los cócteles más populares del mundo por pura casualidad. Y es que en ocasiones la bebida más intrascendente del bar ha terminado convirtiéndose en el trago más popular gracias al inesperado efecto que un día cualquiera provocó en cierto personaje.
Vayamos al grano. En su día ya comenté en este blog la curiosa historia del cóctel Zombie. Resulta que un ejecutivo de ventas entra en un bar, pide un trago que le quite la resaca y le mantenga despejado para una importante reunión de negocios que iba a tener ese mismo día y el barman se inventa una receta que, lejos de espabilarle, le dejó más aletargado que un zombie. De ahí que al día siguiente el directivo en cuestión regresara al bar para echarle la bronca al camarero. De aquella anécdota nació el cóctel Zombie, un trago que ha dado la vuelta al mundo.
Siguiente historia: Tom Harvey era un conocido surfista de los años 50 que solía regentar el Blackwatch Bar de Los Ángeles para tomar su trago favorito: un screwdriver (vodka con naranja) aderezado con un chorrito de licor de hierbas italiano. Cierto día Tom Harvey bebió tanto que al marcharse del bar se iba golpeando contra las paredes, de tal forma que la gente comenzó a decir “Ahí va Harvey, el que se choca con las paredes (the wallbanger)”. En su honor, el barman del establecimiento decidió en 1952 bautizar aquel cóctel como Harvey Wallbanger, que en la década de 1970 vivió un verdadero boom en las barras norteamericanas.
Esto es lo que dice la leyenda, porque en realidad no existe ninguna prueba de que tal cosa sucediera. Tal y como afirma el crítico delNew York Times Robert Simonson, tan difícil es encontrar alguna referencia del tal Tom Harvey como fácil establecer una relación entre el éxito del Harvey Wallbanger y la llegada de un nuevo director de marketing a la compañía que importaba el licor Galliano que figura la receta.
Más curiosa aún es la leyenda del Sidecar. Este cóctel a base de cognac, triple seco y zumo de limón fue creado presuntamente en alguna barra de París o Londres entre el inicio de la Primera Guerra Mundial y los primeros años de la década de 1920. La primera referencia documentada que se tiene de él data de 1922 y lo sitúa en el Buck’s Club londinense, aunque oficialmente la fecha en que se reconoce la receta es en 1931 en el Harry’s Bar de París. Disputas aparte, lo mejor es la leyenda que hay tras este trago: al parecer durante la Primera Guerra Mundial un oficial del ejército francés solía acudir al Harry’s Bar para que le prepararan un cóctel a base de cognac y triple seco con el que combatir el frío y entrar en calor. Al salir del bar iba tan borracho que necesitaba que un soldado le llevara a casa en una moto con sidecar. De ahí el nombre del cóctel.
Posiblemente el marketing tenga más peso que la realidad en algunas de estas historias, como también sucede con otros tragos populares, pero de lo que no hay duda es de que a veces la casualidad puede crear recetas que acaben triunfando en las barras de medio mundo.