Cutty Sark anda de celebración. Coincidiendo con el 80 aniversario de la derogación de la Ley Seca, la marca de whisky ha decidido desempolvar la leyenda que le dio fama en Estados Unidos gracias al contrabando y aprovechar la efeméride para promocionar un nuevo producto que, según la propia destilería, está recomendado para la elaboración de cócteles: Prohibition Edition. Y qué mejor forma para presentarlo en sociedad que recreando los mismos escenarios que sirvieron para que Cutty Sark se diera a conocer en Estados Unidos: las fiestas clandestinas o speakeasies que se celebraban en Nueva York en los años 20. En Madrid se han celebrado cuatro de ellas. Y lo cierto es que Cutty Sark ha querido reproducir la mecánica de los speakeasies tan fielmente que no faltó ningún detalle.
Primero, para conseguir una invitación era necesario hacerse amigo del contrabandista en cuestión -en esta ocasión un personaje creado por Cutty Sark en Facebook-. Por cierto, que el nombre de William McCoy no es ficticio, sino que se trata del verdadero contrabandista que introdujo Cutty Sark en Estados Unidos durante la Ley Seca. La invitación contenía las coordenadas de un local aparentemente sin ninguna relación con un bar, discoteca o sala de fiestas. Tan poca relación que algunos creímos que se habían equivocado al darnos la dirección porque Google Maps te mostraba lo que parecía ser un garaje.
Segundo, como se suponía que de lo que se trataba era de una fiesta clandestina al estilo de los años 20, la entrada al local estaba decorada como una carnicería, con el cartel de “mercado de carne” bien visible a la entrada y dos empleados dándole a los filetes, las costillas y las chuletas en el mostrador principal. Todo ello en inglés con acento neoyorquino, para darle mayor realismo al asunto. Una vez allí debías dar la contraseña que Cutty Sark había establecido para acceder a la fiesta:
When it comes to scotch, Cutty Sark says it all

Una vez dichas las palabras mágicas accedías a la trastienda, un enorme almacén donde todos los detalles recordaban la década de 1920 y la época de la Ley Seca: la música swing que sonaba en directo a las actuaciones de tipo burlesque, los bailarines, el vestuario de los bartenders y hasta el tipo de vaso en el que servían los cócteles. No eran vasos de cristal, sino tazas de desayuno. Esta recreación llegaba a los propios invitados, ya que al entrar había que ponerse un sombrero de época y unos tirantes. Vale, hasta aquí el ambiente en el que se desarrolló la fiesta. A partir de aquí veamos lo que dio de sí en materia de cócteles y destilados.
En cuanto a los cócteles, Cutty Sark eligió tres recetas clásicas: Whisky Sour, The Scofflaw y Blood&Sand. Mucho whisky, mucho azúcar y mucho zumo de naranja y limón. De lo primero no caben dar explicaciones, ya que quien pagaba la fiesta era una marca de whisky. De lo segundo (el azúcar y los zumos) cabe señalar que eran dos ingredientes muy utilizados durante la Ley Seca para la elaboración de cócteles, ya que en aquel contexto el alcohol que se producía de forma ilegal era de muy mala calidad y los bartenders necesitaban encubrir su mal sabor combinando elementos dulces y ácidos.
¿Y qué hay del nuevo whisky Prohibition Edition que ha lanzado Cutty Sark para conmemorar el 80 aniversario del fin de la Ley Seca? En uno de los rincones de la fiesta había un mueble bar con forma de piano donde se podía probar este nuevo whisky, aunque para ello primero debías ser esposado por la policía, simulando una detención por pedir un trago de un licor que se supone ilegal.
En resumen, la fiesta tuvo una ambientación muy lograda, pero se echó en falta que en la carta de cócteles que se servían al menos uno de ellos tuviera como base el nuevo Prohibition Edition de Cutty Sark, ya que de lo que se trataba era de darlo a conocer y la propia marca afirma que uno de los usos recomendados es la coctelería.