
La semana pasada acudimos a la VI edición del Whisky Festival, un certamen para profesionales y público general que sirvió, por un lado, como punto de encuentro de las diversas marcas Premium que se comercializan en España. Por otro, también fue el escaparate que estas marcas aprovecharon para presentar sus novedades. La cita tuvo lugar en la sala Shoko. Pero vayamos por partes: la primera, una valoración general del evento desde el punto de vista de alguien que hubiera pagado entrada (15 euros) por acudir. Es un precio más que justificado para poder disfrutar del catálogo de experiencias -porque no se trataba de beber, sino de conocer- que ofrecía el Whisky Festival. Los asistentes podían degustar todas y cada una de las marcas Premium que disponían de barra propia, lo que sin duda satisfizo al aficionado que buscaba conocer los distintos tipos de whisky escocés que hay en el mercado.

Para los profanos en la materia, o aquéllos que desearan un conocimiento más profundo del whisky, se celebraron cuatro masterclasses a cargo de los brand ambassador de The Glenrothes, The Macallan, Johnnie Walker Blue Label y The Glenlivet. Nosotros asistimos a la de The Macallan, impartida por Fran Hernández. Suponemos que el resto de masterclasses siguieron el mismo procedimiento: una charla teórica sobre qué es el whisky escocés y cómo se elabora el de la destilería en cuestión, y a continuación una cata sensorial guiada para descubrir diferentes aromas y sabores -en nuestro caso The Macallan 12, The Macallan 15, The Macallan 18, The Macallan 25 y The Macallan 30-. Cada sesión tenía una duración programada de una hora e incluía, además de la cata, material de apoyo para identificar qué tipo de aromas se dan durante el añejamiento de cada uno de los whiskies.
Pez mantequilla y helado de whisky
Al margen de las masterclasses, que se celebraban en una sala habilitada únicamente a tal fin, el grueso del VI Whisky Festival se orquestó en torno a varias barras, algunas de ellas de marcas únicas, otras de distribuidores, y otras más dedicadas a realizar cócteles variados a partidos de distintos tipos de whisky. Éste fue otro de los atractivos del evento. En lo que respecta a los cócteles, hubo desde clásicos de siempre, como el Old Fashioned al que invitaban en la barra de Diageo a partir de Cardhu, a sorprendentes mezclas con fusiones japonesas, como la que elaboró el bartender Antonio Aranda en la barra de The Macallan. De los cócteles ya hablamos en este otro post, donde incluimos algunos videos.

Pero sí merece la pena detenerse en los maridajes que se propusieron como modo de dar a conocer las distintas maneras como se puede disfrutar del whisky en compañía de una tapita. El Old Fashioned al que nos hemos referido antes, por ejemplo, se servía junto con almendras dulces. En la barra de Diageo también invitaban a probar el Talisker 10 junto a una tosta de ahumados. Y en la de Ardbeg se servía el whisky con trufas de chocolate… poco antes de sorprender a los asistentes con un original helado hecho precisamente de whisky Ardbeg. Fue una de las presentaciones más sugerentes en el capítulo de maridajes, aunque sin duda la más exitosa fue la que ofreció The Macallan. Esta marca propuso un interesante maridaje entre whisky y sushi, con el pez mantequilla como protagonista. “Japón es uno de los países, fuera de Escocia, donde el whisky tiene más tirón, y aquí en España la comida japonesa goza de una gran influencia, especialmente en Madrid. Por eso nos hemos decidido darle una vuelta a la clásica cata aliándonos con el barman Antonio Aranda y con el restaurante Inari”, explicó durante la cita el brand ambassador de The Macallan.
Ediciones de 1.200 euros
Pero vayamos ahora a hablar de lo que muchos aficionados al whisky estaban esperando en esta sexta edición del Whisky Festival. ¿Qué novedades llevaron las destilerías para engatusarnos de cara a estas navidades? En la barra de Ardbeg me hubiera gustado probar una de las versiones que más está dando de qué hablar: su afamado Alligator. Desconozco si a lo largo del evento dieron a probarlo -algunos asistentes afirmaron que sí-, pero cuando yo lo pedí no me lo sirvieron, aduciendo que sólo podían servir el Ardbeg 10. Tampoco pude probar otras dos ediciones que presentaban The Macallan y The Glenrothers, aunque en estos casos por razones más que obvias: se trataba de dos ediciones limitadas y exclusivas por un valor superior a 1.000 euros la botella. La primera de ellas es The Macallan Master of Photography, de Albert Watson. Se trata de un whisky de 20 años de añejamiento en barrica única de Jerez que se presenta en un estuche junto a varias fotografías del artista Albert Watson que reflejan las distintas etapas que sigue la madera de roble desde el bosque hasta la barrica que ha envejecido este whisky cuyo precio de venta se establece en la órbita de los 1.000 euros. Algo más caro (1.200 euros la botella) es The Glenrothes John Ramsay Legacy, la edición especial con la que la destilería The Glenrothes rinde tributo a John Ramsay, el whisky maker de la casa que se retiró en 2009. “Cuando se jubiló, le pedimos que seleccionara las barricas que para él eran las mejores de cuantas había en la destilería. Eligió 30 y, con esta selección, decidimos lanzar esta edición especial limitada a 1.400 botellas”, contaba Carolina Gómez, brand ambassador de esta marca.

Desinfectante para ganado
¿Y para bolsillos menos pudientes no había nada? Pues sí, también se presentaron novedades al alcance de la mayoría de aficionados al whisky. Aquí vamos a hablar de tres de ellas. La primera es un single malt que distribuye Diageo bajo la marca The Singleton. “Es un single malt que se embotella en tres destilerías escocesas de Speyside. Ofrece un whisky muy suave, dulce y ahumado”, explicaba Jorge Pineda, brand ambassador de Diageo. Más curiosas eran las etiquetas de dos whiskies que acaban de llegar al mercado español: Pig’s Nose y Sheep Dip, uno con la imagen de un cerdo y otra con un carnero. ¿Qué clase de whisky es aquel que lleva un cerdo en la etiqueta? ¿Y el que se autodenomina directamente como desinfectante para el ganado? Porque ésta es la traducción de Sheep Dip.

Pues bien, el primero es un blended muy suave y agradable que creo agradará a prácticamente cualquier paladar (aquí debo aclarar que se trata de una opinión personal y que no pretendo establecer escalas cualitativas ni comparaciones) Su precio ronda los 15 euros. “En Escocia la destilería que lo elabora ya va por la tercera generación, pero en España no tenía distribución; llevamos dos semanas comercializándolo aquí”, nos explicó María Jesús Morueco, promotora de ventas de Cavinsa, la distribuidora de la marca para el mercado español: “Sabemos que es muy difícil que una marca nueva llegue a los locales, por eso lo que hacemos son degustaciones para ganarnos la confianza de los clientes”.
Ahora bien, si de ganarse la confianza hablamos, ¿qué confianza inspira un whisky con la denominación de ‘desinfectante para el ganado’, como es el caso de Sheep Dip? El nombre en realidad rinde homenaje a la picaresca de los granjeros escoceses, quienes para evitar el pago de impuestos por destilar su propio whisky casero, lo almacenaban en barricas marcadas como ‘desinfectante para el ganado’. Así eludían las sanciones de los inspectores correspondientes -en esta web explican un poco más sobre esta práctica-. No hay, por tanto, motivo de alarma. En realidad se trata de un pure malt que sale a un precio de venta en torno a los 30 euros.
En resumen, el Whisky Festival fue una oportunidad inmejorable para quienes quisieran conocer, adentrarse y profundizar más en el mundo del whisky escocés y sus posibilidades. Y por tan solo 15 euros.