Carolina Gómez es la única mujer que trabaja como brand ambassador de una marca de whisky en España. Lo hace para The Glenrothes, uno de los whiskies premium que se comercializan en nuestro país y que formaron parte del panel de destilerías presentes en el VI Whisky Festival, celebrado a finales del pasado mes de noviembre en Madrid. Allí realizó una master class para enseñar a los asistentes cómo distinguir los diferentes aromas y gustos que conforman los productos de The Glenrothes. De paso, aprovechó también para romper un cliché establecido a quienes se inician en el mundo del whisky: “Un whisky no es mejor cuantos más años figuren en la etiqueta”.
¿Que sólo haya una mujer como brand ambassador de whiskies en España se debe a que es un destilado que gusta poco a los paladares femeninos?
Yo no lo veo así. En parte no se debe a que el whisky tenga mala fama o guste poco. Las mujeres tienen buen paladar. De hecho muchas destilerías están apostando por mujeres porque tenemos un olfato más sensible y fino. Lo que sí veo es que a la mujer le falta valor para meterse en el mundo del whisky como sí ha hecho, por ejemplo, en el mundo del vino. Creo que el whisky aún está por descubrir.
¿Y por dónde empieza ese descubrimiento?
El whisky es un destilado complejo que está rodeado de estigmas. Uno de ellos es que comer con whisky es sinónimo de emborracharse, y por eso hay miedo a lanzarse. Sin embargo en algunos países del extranjero pedir un whisky para comer, igual que hacemos aquí con elvino, no resulta tan llamativo. El whisky ofrece muchas posibilidades de maridajes.
¿Cuál es la principal cualidad que a su juicio debe tener un brand ambassador?
Para ser brand ambassador lo principal es que te guste el destilado. El olfato es un entrenamiento, es algo que se puede entrenar. Pero si no te gusta no lo vas a hacer con pasión, que es lo que un brand ambassador debe saber transmitir.
Decía antes que el whisky es un mundo por descubrir. Pongamos que yo quiero iniciarme en este destilado. ¿Por dónde empiezo?
Yo recomiendo comenzar por los whiskies de malta ligeros, como TheGlenrothes, por ejemplo, porque tienen un destilado más liviano en alambiques muy altos.
Quien no conoce en profundidad el mundo del whisky normalmente suele tener instalada la idea de que, cuanto más viejo y más caro sea, mejor es. ¿Qué opina de este cliché?
Estoy muy en desacuerdo. Que un whisky sea mejor o peor no depende de los años que figuren en la etiqueta. Hay destilados jóvenes muy buenos porque utilizan materia prima de calidad. Depende de muchos factores: el cereal, el agua, el tipo de barrica… Lo de los años es muy marketiniano, es una cosa que explotó muy bien Chivas. Lo mejor que puede hacer la gente que quiera introducirse en el whisky es catar a ciegas. Ahí es donde descubrirá que no todo depende de que en la etiqueta de la botella ponga que tiene X años.
¿La forma de apreciar un whisky a la hora de beber tambiénestá por descubrir? Lo digo porque en España está muy extendidotomarlo combinado con un refresco.
En España hay dos extremos, o beberlo con Coca-Cola o beberlo a palo seco. Hay que tener mucho cuidado con el refresco con el que vayamos a combinar el whisky: si es cítrico, especiado, etc. La mejor manera ahora es dejarte llevar por un buen barman que te sirva un OldFashioned o un Manhattan.
¿Cómo llegó usted al mundo del whisky?
En mi caso fue por pasión. Para mí el whisky es el destilado top del saber beber. Por encima de él ya solo te queda el cognac.
Ahora el destilado de moda es la ginebra, con el gin-tonic a la cabeza. ¿Cómo cree que esto influirá en el mercado del whisky?
Creo que el boom de la ginebra va a ser muy beneficioso para el whisky, porque la gente empieza a interesarse por lo que bebe y a seleccionar marcas. Con el gin-tonic buscan cómo combinar cada ginebra de la mejor manera posible y los locales donde mejor te lo sirven. Por eso creo que también buscarán cómo tomar un buen whisky.